miércoles, 31 de julio de 2013
Folleto escuela
Este es el tríptico que hicieron los chicos de 3º2a. para llevar a las escuelas primarias de la zona. Los felicito una vez más, quedó muy lindo y muy accesible para que lo entiendan todos.
Ortografía. "b" y "v"
Acá les dejo un resumen de las reglas de la "b" y la "v".
USO DE LA
“B”
-
Después de “m”: combate,
siembra, ambos, cambio.
-
Delante de cualquier
consonante: bramar, obvio, obsequiar, obtener.
-
En las terminaciones del
pretérito imperfecto del indicativo de los verbos de la primera conjugación
(-ar) y del verbo “ir”. Ej.: amaba, iba, cantaba.
-
Los verbos terminados en
–buir y –bir, excepto hervir, servir, vivir y sus compuestos (sobrevivir,
convivir, etc.). Ej: escribir, prohibir, distribuir, etc.
-
En las palabras terminadas en
–bilidad, excepto movilidad y civilidad. Ej.: contabilidad, amabilidad,
posibilidad.
-
En las palabras terminadas en
–ble y –bundo. Ej.: amable, nauseabundo, contable.
-
En los verbos beber, caber,
deber, saber, haber, sorber y sus conjugaciones. Ej.: debía, habría, bebería.
-
En los vocablos donde aparecen
los prefijos bib-, biblio-, bi-, bis-, biz-, ob-, sub-, ab-. Ej.: biología,
biblioteca, bígamo, bisabuelo, bizcocho, obtener, subsistir, absoluto.
-
-Las palabras que empiezan
con bu-, bus-, bur-. Ej.: burro, buscar, bursátil.
USO DE LA “V”
-
Después de “n”: invertir,
invierno, envolver.
-
Después de los prefijos ad-,
ob-, sub-. Ej.: adverso, obvio, subvención.
-
En los adjetivos terminados
en –ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -iva, -ivo, excepto árabe. Ej.: esclava,
suave, octavo, nueva, nueve, nuevo, selectiva, constructivo.
-
En las terminaciones
–ìvoro/a, excepto víbora. Ej.: herbívoro.
-
En palabras que empiezan con
las sílabas lla-,lle-,llo-,llu-. Ej.: llave, lleva, llover, lluvia.
-
En algunas formas conjugadas
de andar, estar y tener. Ej.: tuvo, estuvo, anduviera.
-
En el presente del indicativo
y el subjuntivo del verbo ir. Ej.: voy, vayan.
-
Después de las sílabas cla- y
equi-. Ej.: clavo, equivocación.
lunes, 29 de julio de 2013
Texto instructivo
Definición
Los textos instructivos describen un procedimiento y los pasos que se deben seguir para alcanzar una meta.
Características
- Objetividad: no tiene opinión ni adjetivación, ni apreciaciones valorativas.
- Orden: hay una secuencia lógica, se numeran los pasos, se utilizan conectores del tipo "primero...luego...finalmente", "en primer lugar...a continuación", etc.
- Condensación: es breve y contiene solo lo necesario para alcanzar el objetivo. Sin embargo, también debe explicitar lo obvio ("Enchufe la heladera").
- Utiliza los modos verbales del infinitivo y el imperativo: "Coloque el dispositivo en..." "Retirar el plástico que recubre...".
Clases
Existen instructivos textuales, compuesto solo por palabras, instrucciones gráficas, mixtas (combinan palabras con dibujos, diagramas, esquemas) y, en estos últimos años, aparecen los instructivos audiovisuales, los tutoriales, como los que podés encontrar en YouTube para hacer casi de todo.
Actividades
_______________________________________
__ - Controlar a diario la evolución de los porotos.
Anotarlo o dibujarlo en la carpeta.
__ -Tener en cuenta que el papel secante debe estar siempre
húmedo. Para ello, echar, tantas veces
como se necesite, unas gotas de agua en el algodón que se puso en el frasco.
__ - Ubicar los porotos entre el papel secante y las
paredes del frasco, uno de cada lado y a una altura media.
__ - Mojar el algodón y colocarlo en el fondo del frasco.
__ - Conseguir un papel secante, un poco de algodón y dos
porotos.
__ - Buscar un frasco de boca ancha.
__ - Poner el papel secante contra las paredes internas de
vidrio del frasco.
2) Leé el cuento que sigue. Después, intentá escribir un texto similar con alguna actividad que todo el mundo sabe hacer (Ej.:
instrucciones para rascarse, para tomar un vaso de agua, para bañarse, para
armar un sándwich, etc.)
de Julio Cortázar
Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se
pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo,
y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una
nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada
hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en
una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se
está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos
peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y
adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que
cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas,
pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las
escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan
particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie,
los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los
ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y
respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por
levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre
en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón.
Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se
recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no
ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie,
se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste
descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños
son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La
coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación.
Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
3) Mirá algunos tutoriales (o sea, audiovisuales para explicar cómo hacer algo) en YouTube sobre temas que te interesen y dejanos tu recomendación y las razones por las que creés que es un buen tutorial.
miércoles, 17 de julio de 2013
Memorias de un wing derecho
En estos días se estrena una película animada en 3D... ¡¡argentina!! Su director es Juan José Campanella, el mismo que hace un par de años se ganó un Oscar por otra de sus películas: "El secreto de sus ojos". Esta nueva se llama METEGOL y está basada en un cuento de Fontanarrosa (a quien le gustaba mucho escribir relatos sobre fútbol).
Acá les dejo el cuento, espero que lo disfruten y me cuenten qué les pareció.
Fuente:
Acá les dejo el cuento, espero que lo disfruten y me cuenten qué les pareció.
MEMORIAS DE UN WING DERECHO
Y aquí estoy. Como siempre. Bien tirado contra la raya.
Abriendo la cancha. Y eso no me enseño nadie. Son cosas que uno ya sabe solo. Y
meter centros o ponerle al arco como venga. Para eso son wines. No me vengan
con eso de wing “ventilador” o wing “mentiroso” o las pelotas. Arriba y contra
la raya.
Abriendo la cancha para que no se amontonen los forwards en
el medio. Nada de andar bajando a ayudar al marcador de punta ni nada de eso.
Si el marcador de punta no puede con el wing de él... ¿para qué m... juega de
marcador de punta? Lo que pasa es que ahora cualquier mocoso le sale con esas
teorías nuevas y nuevas formas de juego o te viene con la “holandesa” o la
brasileña y otras estupideces.
¡Por favor! El fútbol es uno solo y a mí no me saca de la
formación clásica: el arquero bien parado en la raya y atento. Por ahí escucho
decir que Gatti juega por toda el área o sale hasta el medio de la cancha... Y
bueno, así le va. Yo al arquero lo quiero paradito en su arco y nada más. Para
eso es arquero. Después una línea de tres. Después otra de cinco. Y arriba que
nos dejen a nosotros tres. Más de veinte años hace que jugamos así y nos hemos
podrido de hacer goles. De a siete hacemos. Yo ya debo llevar como 6.800. Yo
solo... ¡Después me dicen de Pelé! O arman tanto despelote porque Maradona hizo
cien. Cien yo hago en una temporada. Y en verano, cuando los pibes se quedan en
el club como hasta las dos de la matina, me atrevo a hacer cuarenta, cincuenta
goles por semana. Cuarenta, cincuenta. Yo solo... Maradona... ¡Por favor! Y eso
para no hablar del centrofoward nuestro. debe llevar más de 12.000 goles. por
debajo de las patas... Y...¡el tipo está ahí!
donde deben estar los centrofoward. En la boca del arco. En
el área chica. Pelota que recibe, ¡Pum! adentro. A cobrar. Y ojo, que el nueve
de los de Boca no es maño tampoco. Es el mismo estilo que el nuestro. Siempre
ahí: en la troya. Adonde están los japoneses. ¡Nos ha amargado más de un
partido, eh! Yo no he visto los goles que nos ha hecho pero escucho los gritos
y el ruido de la pelota adentro del arco.
Le da con un fierro el guacho. Pero, claro, tiene dos wines
que son dos salames. Por ahí si jugara al lado mío él también habría hecho como
12.000 goles. ¡Si le habré servido goles al nueve! ¡Si le habré servido goles!
Me acuerdo el día del debut. Le estoy hablando de hace 25 años, 25 años, un cuarto
de siglo. Sacaron la lona que cubría la cancha y le juro que nos escegueció la
luz. Un solazo bárbaro. Yo casi no podía ver por el resplandor en las
camisetas, especialmente en las nuestras. Claro, por el blanco. Las bandas
rojas parecían fuego. No como ahora, que está saltando todo el esmalte y se ve
el plomo. O el piso, del verde ya no queda casi nada. ¡Cómo está ésta cancha!
¡Qué lástima! Qué poco cuidada está. Pero bueno, ese día fue algo inolvidable.
Era domingo al mediodía y se ve que los muchachos estaban alborotados porque
esa tarde jugaban River y Boca en el Monumental y ellos se habían reunido en el
club para irse todos juntos en el camión para el partido. ¡Huy, lo que era ese
día! Y claro, llegaron ahí y se encontraron con que la Comisión Directiva había
comprado el metegol.
Yo había escuchado desde abajo de la lona que pensaban
inaugurarlo esa noche cuando los socios se juntaban en la sede social a
comentar los partidos o tomarse un fernet antes de cenar. Pero... ¡qué!...
apenas los muchachos vieron el metegol al lado de la cancha de básquet ni
siquiera se molestaron en meterlo adentro.
¡Además, esto es pesado, eh! No sé cuántos kilos debe pesar
esto, pero es pesado. Puro fierro, de las cosas que se hacían antes. Bueno, ahí
nomás lo destaparon y se armó el partido. Yo calculo, calculo, que había de
haber entre 20 y 25 años personal viendo el partido. ¡No menos, eh! No menos.
Una multitud. Y había apuestas y todo. Le digo que calculo que había esa gente
porque yo ni miré para arriba, le juro, no me atrevía a levantar la vista del
cagazo que tenía. Le juro. Uno escuchaba bramar esa tribuna y temblaba.
¡Qué cosa inolvidable! Nosotros, los tres de adelante,
tuvimos suerte porque el tipo que nos manejaba se ve que sabía. Yo apenas sentí
que se movía, dije: “Hoy vamos a andar bien”. porque también es importante el
tipo que a uno le toque para manejarlo. Usted podrá tener condiciones, es más,
podrá ser un fenómeno, pero si el que está afuera es un queso, va muerto. Y yo
le digo, ahora, con experiencia, yo apenas noto cómo el tipo me mueve ya me doy
cuenta si conoce o no. Es una cuestión de experiencia , nada más. No es que uno
sea sabio. Escúcheme, usted ve un tipo cómo se para en la cancha y ya sabe cómo
juega al fútbol. No tiene necesidad ni de verlo correr. ¡Por favor! Pero ese
día se ve que el tipo conocía. No era ni improvisado ni uno que agarra la
manija porque está aburrido y para matar el tiempo se juega un metegol. De esos
que usted trata de ayudarlos, de darles una mano pero al final el que queda
como un patadura es usted. Cuando el culpable es el que tiene la manija. Y
usted los escucha gritar: “¡Qué tronco es el siete ese! ¡Qué animal el wing!”.
Hay que aguantar cada cosa. ¡Por favor! Pero ese día no. Ese día tuve suerte,
lo que es importante en un debut. Y más en un River-Boca. Usted sabe bien cómo
son estos partidos. Un clásico es un clásico, digan lo que digan ahora yo ya
tengo como 30.000 clásicos jugados y así y todo, le digo, todavía cuando
escucho el pique de la primera pelota en la mitad de la cancha me pongo
nervioso. Parece mentira. Es que son partidos muy parejos. Somos equipos que
nos conocemos mucho. Pero aquél día tuvimos suerte, por lo menos los de
adelante. De la mitad de la cancha para adelante la rompimos, la hacíamos de
trapo. “Tachola”, me acuerdo que se llamaba el que tenía la manija. Me acuerdo
porque le gritaban permanentemente y además porque durante cuatro años vuelta a
vuelta venía al club y jugaba. ¡Cómo sabía ese tipo! Lo arruinó la bebida.
Cuando llegaba en pedo yo me daba cuenta porque nos hacía hacer molinetes y
cada cagada que ni le cuento. Un día me hizo hacer un molinete y yo cacé un
chute que la pelota saltó del metegol e hizo sonar un vaso. Me quería hacer
pagar a mí el desgraciado. Pero cuando estaba sobrio era un león. Y ese día la
gasté. En la defensa no andábamos tan bien porque el que manajaba a los tres
era un salame. Un paspado. Pero con los de adelante bastaba.
No hay mejor defensa que un buen ataque, mi amigo, eso lo
sabe cualquiera. ¡Por favor! Ahora se meten todos abajo. Están locos. tres
pepas hice ese día. Y las otras tres se las serví al nueve, al morochón. Y no
tenía bigotes. Lo que pasa es que algún mocoso se los pintó con birome para que
se pareciera a Luque. Un gol, me acuerdo, un gol, la bola rebotó en el corner y
se me vino. Ibamos perdiendo uno a cero, porque ¡ojo! habíamos arrancado
perdiendo, y la hinchada bramaba. La puse debajo de la suela y casi la astillo.
La empecé a pisar y me la traje despacito para el medio. El nueve se fue para
la izquierda y el once también, para abrirme un buco. Yo la masé y un par de
veces amagué el puntazo, pero el fullback me tapaba el tiro y no veía ángulo
para el taponazo. Le cuento que yo no le hago asco a patear y cuando veo luz le
sacudo. A mí no me vengan con boludeces. Pero el rubio que me marcaba me tapaba
bien. Entonces yo agarro y la engancho de nuevo para afuera, para mi lado, como
para meterle un derechazo cruzado, al segundo palo, a la ratonera. ¡Si habré
hecho goles así! Y cuando el rubio me sigue para taparme y el arquero cubre el
primer palo, de revés nomás, cortita, la toco para el medio. Y el nueve, sin
pararla ché, le puso semejante quema que abolló la chapa del fondo del arco.
¡Qué golazo! ¡Lo que fue eso! Yo lo había escuchado al negro, lo había
escuchado. Cuando yo me abrí para la derecha y ví que la defensa se venía
conmigo. Y lo escuché al Negro, lo había escuchado. Cuando yo me abrí para la
derecha ví que la defensa se venía conmigo. Y lo escuché al Negro que me grita:
“¡Ah!”. Y se la toqué. Lo mató al Negro. Lo mató. La hacemos siempre a ésa.
Diga que ya nos conocen. ¡Qué partido fue ése! Y para esta noche tenemos uno
lindo. Si es que vienen los muchachos. Porque los escuché decir que iban a las
maquinitas. Siempre hablan de las maquinitas. Vaya a saber qué es eso. Acá una
vez al club trajeron una. Yo siempre escuchaba unos ruidos raros, unas cosas
como “pluic” “plinc” , “clun” y unas sacudidas. Unas luces. Pero después no lo
sentí más. Dicen que se le jodió algo adentro a la máquina, algún fusible y
nunca hay guita para comprarlo. Son máquinas delicadas. De ésas que hacen los
yanquis. Por eso los muchachos siempre vuelven. Porque el fútbol es el fútbol.
Esa es la única verdad. ¡Qué me vienen con esas cosas! Son modas que se ponen
de moda y después pasan. El fútbol es el fútbol, viejo. El fútbol. La única
verdad.
¡Por favor!
De El mundo ha vivido equivocado, Buenos Aires, Ediciones de la flor,
1985.
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